Calzonzin Inspector

¿Qué onda raza mexicana cinéfila, cómo andan hoy? Pues yo bien aquí disfrutando de la lluviecita que se soltó de pronto aquí en mi rancho (al huracan Frank gracias) y que hace más disfrutable el día.

Bueno, como ya había mencionado en el post pasado, ya comenzamos el mes patrio y por ende me veo obligado (como bloguero contracultura o cultural o como quieran llamarme) a hacer mención de de personajes, películas, libros, revistas, música (y músicos) netamente mexicanos…¿por qué? Pues simplemente porque sí. Así que no se hable más y pasemos a lo que nos truje chencha.

Esta vez les quiero hablar de una película que llevó al cine a uno de mis personajes (y de muchas personas más también but of course) de los moneros mexicanos, me refiero a [todos de pie] Calzonzin [todos sentados] y San Garabato de las Tunas, Cuc.; personajes insignia del maese y mentor de generaciones enteras de rojillos: Rius.

Esta película nos cuenta la aventura de Juan Calzonzin y Chón Prieto en el pueblo de San Garabato al ir escapando de unos sicarios contratados por Don Andrés Chagoya para callar a los revoltosos rojillos que andaban metiéndole ideas exóticas a los campesinos hartos de trabajar como esclavos por salarios infames. Al caer al pueblo (literalmente porque el avión donde trataban de escapar Juan y Chón explotó en el aire) los vio doña Eme y pensó que eran “ángeles caídos del cielo” por lo que alertó a sus compañeras fanático-religiosas para ir a ver “el santo lugar donde cayeron los angelitos”.

Ya en el pueblo, Calzonzin y Chon son primero ofendidos por un gachupín que odia a los indios por no tener con qué pagar sus pulques pero que después, al ser confundidos éstos personajes por unos policías torpes (como casi no hay aquí en México) se les hace circo, maroma y teatro porque al célebre presidente municipal vitalicio: Don Perpetuo del Rosal. Le avisaron del pueblo vecino que le iba a caer un inspector. Por lo que pensó que dicho inspector llegó disfrazado de incógnito para “caerle en sus movidas”

Es así como el presidente y todas las fuerzas vivas del h. pueblo comienzan a fraguar un plan para alagar a “la gran personalidad que los honraba con su respetable visita” Y así vemos como se orquesta rápidamente un desfile con porras, vítores y hasta banda de chile frito para darle la bienvenida a “tan honrosa persona”. Después el mismísimo presidente lo lleva a que vea el hospital, la escuela y la cárcel del pueblo; para que se percate que todo está en regla y funcionando y no hay corrupción alguna que perseguir o denunciar. Y en la que se dan una serie de situaciones absurdas y harto graciosas en las que se hace una instantánea del México de aquel 1973 pero que desgraciadamente, sigue estando presente en el México del siglo XXI. Y, como siempre sucede en estos casos, el pueblo es el que termina pagando los platos rotos y al que nunca es escuchado, como nos muestra casi al final la película, cuando, hartos de toda la corrupción del presidente y sus gorilas represores mejor conocidos como la policía. Deciden ir a ver al inspector para hacerle sus peticiones y contarle lo que en realidad pasa en el pueblo y obsequiándole a su vez varios regalos porque, sabedores que así se las gastan en los altos rubros políticos, no tienen de otra más que ofrecer algunas de sus pertenencias para ser escuchados.

Película que denunciaba de forma sátira la corrupción, lambisconeria, mañas y manías de un partido que estuvo setenta años en el poder y que dejó un legado de artimañas a todos los futuros políticos que nos asolan y azotan una y mil veces porque, desgraciadamente, todo lo que se denuncia en la película se toma como simple broma o burla y no como algo en que hay que pensar y recapacitar para que ya no suceda más.

Calzonzin inspector es pues, una de las películas emblemáticas de su director Alfonso Arau en la que, basado en uno de los personajes célebres del monero por excelencia y maestro de muchas generaciones de “rojillos” por supuesto, nos referimos al maese Rius y sus Supermachos y a su vez basado también en la obra cumbre del escritor ruso Nikolai Gógol: El Inspector. Se nos muestra una historia que, como todos los retratos de la naturaleza humana, tanto la película como su temática rebasan las barreras del tiempo y las fronteras sociales legándonos una obra de carácter universal.

Por cierto, que a raíz de esta película, Rius y Arau se enemistaron por diferencias en torno a la adaptación de la película, aunque en su tiempo Rius anunciaba que estaba a la venta el guión oficial en su desaparecida revista de Los Agachados.

Como dato curioso, la palabra Caltzontzin significa Señor Águila y era quien ejercía el mando supremo entre los Tarascos (Las mentiras de mis maestros, Luís González de Alba, pag. 27, Ed. Cal y Arena)

Algunas frases célebres que se podrán encontrar en esta peli son las siguientes:

-¿A poco Don Lucas es subversivo?
-Claro, no ves que lee libros.

Nada de pulque ahorita compañeros.

Unos buenos y otros más buenos, pero para robar…

Dice Don Perpetuo que se vista de China Poblana.

¡Huitzilopochtli, ya nos dio el aigre!

Basta de luchas estériles y divisionistas…

Esta es una escena memorable en toda la peli, cuando a Juanito Calzonzin se les suben los pulques y se pone a bailar…priceless 😉

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Aquí está la peli completa que por alguna extraña razón no figura entre las 100 mejores películas mexicanas de toda la historia (lista que pueden ver aquí).

Bueno pues racita adorada, nos videamos pa’l siguiente post y ya saben…coméntenle.

Pásensela chido por detroit.

¡Ateo!