¿Qué onda banda tradicionalista, cómo andan hoy? ¿Ya listos para ir a ofrecer tributo y ofrendas a sus difuntos? Espero que sí.
Yo por mi parte les quiero dejar una info que salió hoy en el periódico local y que me ha parecido muy buena para compartir con todos ustedes.
Sin más que decir, lean el artículo y coméntenlo. 😉
Este es el link del diario 21 donde está el artículo.
IGUALA, Gro., lunes 1 de noviembre de 2010
Tumbas y ofrendas, tradición milenaria
Por José Joaquín Román
Chilpancingo, Gro., Nov. 1.- En este 2010 falleció la que fuera primera dama del municipio, Ana Ferrer Vicario. La forma tan repentina en que murió, a principios de año, y su labor altruista de muchos años causó consternación en la sociedad igualteca. Por ello, con motivo del Día de Muertos se montaron sendas tumbas para recordarla.
Un censo anual de defunciones muy peculiar, el montaje de “tumbas” –calificadas incluso como “una obra de arte”- en Iguala se sigue conservando como una tradición que data del siglo XIX y que cada primero de noviembre por la noche atrae la atención, curiosidad y hasta admiración de miles de personas, propios y extraños, que salen a recorrer las calles de esta ciudad para visitar los singulares arreglos, diferentes a las ya conocidas ofrendas, de las cuales son una variación o derivación.
EL PASADO PREHISPÁNICO
La poetisa igualteca Catalina Pastrana, explica en su “Remembranza histórica de Iguala y apuntes de sus tradiciones”, editado por el ayuntamiento local y los entonces Servicios Coordinados de Educación Pública en el estado en 1990, que para los aztecas “En aquella época prehispánica, las ofrendas eran una ceremonia ritual.
En el momento de meter el cadáver a la tumba, le ponían una vela, símbolo de luz para que lo alumbrara en el camino y lo apartara de la oscuridad; una vasija con agua para que le preservara la vida, y un perro para que lo acompañara y lo pasara el río. El inframundo era un reino, Mictlán era la mansión de la muerte. Posteriormente a los reyes les ponían comida; años más tarde, agregaron parte de sus riquezas.
Después de la conquista, las costumbres aztecas se modificaron porque los españoles tenían una concepción diferente de la muerte, para ellos era el final de la vida; en cambio para los aztecas, era sólo un paso para alcanzar otra forma.
Sin embargo, las costumbres españolas y las indígenas se fusionaron, ambas sufrieron modificaciones notables al pasar a la tradición. Actualmente manejamos las ofrendas como una costumbre tradicional”.
LAS “TUMBAS” DE IGUALA
Como una derivación de las tradicionales ofrendas de raíces prehispánicas, desde el siglo XIX, según relata la gente de mayor edad en esta ciudad, se montan escenografías para recordar a los “muertos nuevos” cada 1 de noviembre, escenografías que son conocidas como “tumbas”.
Esta tradición se ha mantenido a través del tiempo como una legado de generación en generación, a pesar del “Halloween” de Estados Unidos, y año con año podemos observar “tumbas nuevas” en toda la ciudad, hecho que caracteriza a la celebración del Día de Muertos en Iguala como muy singular. Así, es importante diferenciar entre una ofrenda tradicional y una “tumba” característica de esta ciudad.
Román Juan Guadarrama Gómez, joven historiador local, ya fallecido, describe en su libro “Crónica de Iguala, Guerrero” (1990), a la ofrenda como una “costumbre prehispánica que se mezcló con la conmemoración de Todos los Santos y Fieles Difuntos (el 1 y 2 de noviembre), las ofrendas son altares en los que se coloca toda cales de menesteres que le gustaban a los muertos ofrendados, además se colocaban flores de cempualzuchitl y de luto, velas, cirios, veladoras y un saumerio, las ojaldras y el pan eran cubiertos con servilletas bordadas con el nombre del difunto, algunas ocasiones se les colocaba su soneto.
Si la ofrenda era para un niño o joven, estaba presente la música y se servía cena, si era adulto, no se celebraba más que con rezos que eran acompañados de mezcal y vino, intercambiando guisos y velas entre vecinos”.
Al respecto, la poetisa Catalina Pastrana describe a las ofrendas de la siguiente manera: “Sobre el altar, con el clásico rodapié rebordado muy español, se pone pan, el vino, el agua (ahora bendita), las velas, y los cempoaxóchiles que son flores aztecas . El incienso y el copal es primordial en la ofrenda”.
Y sobre las “tumbas” detalla: “ En esta ciudad, además de las ofrendas, años atrás se ponían las llamadas tumbas nuevas, que no se ha perdido del todo. Se ponía tumba nueva a una persona que moría antes de noviembre.
Era algo como una escenografía que representaba en muchas ocasiones algún pasaje de la Biblia, o bien la forma en que la persona había muerto. La representación es una obra de arte. Plasmaban un cielo con nubes en movimiento. Cascadas de agua que caían con fuerza sobre unas rocas, con efectos de sonido asombrosos. Representaban una constelación de estrellas y ángeles, y en vivo a la Virgen María, con un juego de luces intermitentes. “Le daban la apariencia a un amanecer o a una noche de tormenta, los efectos de sonido, repito, eran impresionantes”.
Mientras tanto, Guadarrama Gómez explica sobre las tumbas: “Las tumbas eran representaciones del Evangelio o de la vida de algún santo, y se montaban en una pieza de la casa, decorada con estilo y armonía ya que había gente que se dedicaba a pintar y hacer las vestiduras de los personajes vivientes que se aguantaban en una sola pose desde las siete de la noche hasta la madrugada, en otras se representaba la forma en que murió, sobre todo cuando su muerte había sido una tragedia o un accidente…”.
LAS “TUMBAS” SON
UNA TRADICIÓN QUE
CUESTA MANTENER
Hoy en día, montar una “tumba” cuesta varios miles de pesos, tan sólo los “diseñadores” de estos arreglos llegan a cobrar hasta cinco mil, según datos proporcionados por uno de ellos. De acuerdo a Catalina Pastrana, por “1940 ó 1950 más o menos, vivía en esta ciudad, por (el barrio) de Juanacate, un señor al que le decían ‘Tolón’. Era gordísimo, quizás unos 170 kilos de peso, aún así era un verdadero artista en el arreglo de tumbas”. Al respecto, Román Juan Guadarrama cita, además de “Tolón”, a “Genovevo”, quienes “en estos últimos años fueron famosos por sus arreglos”.
A los honorarios de los diseñadores de “tumbas” hay que agregar el costo del material que se emplea; baste citar que tan sólo el papel corrugado, material que más se usa en las tumbas tradicionales características de Iguala, del cual son utilizados decenas de metros para montar la escenografía de una “tumba”.
Y ESTAS TUMBAS,
¡SON ADMIRADAS!
Al iniciar la noche del primero de noviembre y hasta entrada ya la madrugada del dos, miles de igualtecos –muchos de los cuales se enteran así de la muerte de un conocido- y visitantes de otras partes del país salen a las calles en busca de tumbas que admirar; tumbas que pueden ser sencillas o hasta representar con personas escenas religiosas como la Resurrección de Cristo, las llamadas “tumbas vivientes”, y que retomando gustos y vivencias del difunto, lo recuerdan. Sobre el particular, el historiador local Román Juan Guadarrama señala en su libro que las “tumbas” son visitadas por las noches por los parroquianos y los paisanos con la creencia que los fieles difuntos visitarán sus casas para deleitarse con sus antojos”.
UNA LUCHA POR MANTENER NUESTRAS TRADICIONES
Esto es el esfuerzo que desde hace 18 años realiza el sector 09 de Educación Preescolar de esta ciudad, a cargo de la educadora Guadalupe Catalán Flores, en coordinación con la administración municipal en turno, al organizar anualmente un concurso de ofrendas y “tumbas” que se montan en la Plaza Cívica de las Tres Garantías y actualmente en el zócalo de esta ciudad.
Este año se montaron una 27 ofrendas y “tumbas” en el zócalo o parque “Benito Juárez”, entre las que destacaron las dos “tumbas” dedicadas a la expresidenta del DIF Municipal, Ana Ferrer, la montada en honor de nuestro máximo prócer y consumador de la Independencia, Vicente Guerrero, a propósito precisamente de haberse festejado este año el bicentenario de nuestra Independencia. También destacaron la tumba montada en honor al compositor Roberto Cantoral, que murió en este 2010, y una hermosa ofrenda prehispánica. Estas “tumbas” y ofrendas estuvieron en exposición al público del viernes 29 al domingo 31 de octubre pasados.